viernes, 27 de noviembre de 2015

Fronteras contra los pobres



Foto publicada en El Pais
(…)
Hablamos de emigrantes
Hablamos de hombres, mujeres y niños erradicados de su tierra, y no por una vo­cación divina como Abraham (Gn 12,1), sino por el hambre como Elimélec (Rut 1, 1-2), o por la violencia de los poderosos como los deportados, exiliados y escla­vizados de todos los tiempos. Hablamos de hombres, mujeres y niños echados de sus hogares, apartados de su cultura, des­plazados de su mundo, designados como irregulares, clandestinos e ilegales, se­ñalados como una amenaza, controlados como una enfermedad, castigados como delincuentes.
Quienes inventaron alambradas con cuchillas para muros carcelarios y cam­pos de concentración, las han extendido a las fronteras para hacerlas impermea­bles. Nadie aceptaría que lo fuesen para los pobres, de ahí que vayamos diciendo que las queremos impermeables para los problemas, las enfermedades, el miedo aunque todos sepamos que sólo lo serán para los predilectos de Dios. Las quere­mos cerradas alrededor de nuestra abun­dancia, y las dotamos de vallas, de fosos, de detectores de movimiento, de calor, de vida, para que no nos inquiete el clamor de los que viven en la miseria.
En el límite de ese mundo de privile­giados, con arrogancia y prepotencia de dueños, hemos puesto el cartel de “Pro­hibido el paso”. Ignorados e invisibles, Lázaro y sus llagas, el emigrante y sus sufrimientos, han de quedar fuera de la sala de nuestro banquete.

Hablamos de indiferencia
 
Es una paradoja: En las fronteras se vive un drama que una y otra vez desemboca en tragedia, pero todo se consuma ante la indiferencia de la sociedad, sin que se altere la rutina de nuestro día a día. Esa indiferencia permanente, esa inmunidad a la conmoción interior, sólo es posible si no se ve lo que sucede, o si se justifica lo que se ve. De ahí la necesidad de romper el silencio, de hacer luz sobre la escena, de poner delante de los ojos el dolor de los pequeños de la tierra, de denunciar violencias, injusticias y políticas, no sólo por amor de quienes sufren y mueren a la puerta de nuestra casa, sino también por amor a los ciegos que, dentro de ella, no nos percatamos de que, queriendo guar­dar la propia vida, la estamos perdiendo.
Si no vemos, si no oímos, si no somos conscientes de nuestra responsabilidad en lo que sucede, no daremos una oportu­nidad a la justicia, no habrá lugar en no­sotros para la compasión, no será posible la hospitalidad.
Esta reflexión busca iluminar desde la fe el drama de una frontera, la de España con Marruecos, y abriga la esperanza de que, viendo y oyendo, desenmascarando justificaciones y confrontándonos con el evangelio, abramos el camino a la con­moción del corazón y transformemos en lugar de encuentro ese espacio geográfi­co y político que hoy es lugar de repre­sión y de tortura para los pobres.

Mons. Santiago Agrelo
misionero franciscano y arzobisbo de Tánger
Extracto de Cristianismo y Justicia

jueves, 19 de noviembre de 2015

El Papa Francisco y el Dialogo Inter-Religioso



El Papa Francisco en su viaje a Sarajevo hablo así a los lideres religiosos citando sus propias fuentes. Nunca mejor ocasión que en estas fechas trágicas de Noviembre de 2015 de apelar a ese dialogo constructivo sobre la Paz que tanto necesita el mundo.





“ Una actitud de apertura sincera  y en el amor debe caracterizar el dialogo con los creyentes de las religiones no cristianas, a pesar de los obstáculos y las dificultades, en particular los  fundamentalismos de las dos partes. Este dialogo ínter-religioso es una condición necesaria para la paz en el mundo y por consecuencia es un deber para los cristianos como para las otras comunidades religiosas.

Este dialogo es, en primer lugar, una conversación sobre la vida humana o simplemente como proponen los Obispos de la India, una “ actitud de apertura hacia ellos, compartiendo sus alegrías y sus penas”. Así, aprendemos a aceptar a los otros en su manera diferente de ser, de pensar y de expresarse. De esta manera podemos asumir juntos el deber de servir a la justicia y la paz, que debe de llegar a ser un criterio de base de todos los intercambios.

Un dialogo en el cual se busque la paz social y la justicia en , en él mismo, mas allá del aspecto pragmático, un compromiso ético que crea nuevas condiciones sociales. Los esfuerzos alrededor de un tema especifico pueden transformarse en un proceso en el cual a través de la escucha del otro, las dos partes encuentran una purificación y un enriquecimiento. Por consecuencia, estos esfuerzos pueden tener también el sentido del amor por la verdad”. ( Extracto de la Encíclica Evangelii Gaudium n. 250)

Traducción de ARCRE
Agustin Arteche: fuente  La Croix

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Crisis ¿ Para quién?


 Las palabras y las frases tienen una gran importancia en la crisis de los refugiados desatada en Europa y Oriente Medio, según docentes del Boston College (BC). Por ejemplo, la palabra "refugiado" tiene por sí misma una carga jurídica crítica, frente a la palabra "migrante", que, aunque a veces los medios de comunicación la usan indistintamente con la de "refugiado", es un término más ambiguo e incluso más polémico. Para la directora asociada del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) Australia, Maryanne Loughry RSM, profesora adjunta de la Escuela de Trabajo Social del Boston College (BCSSW), el propio concepto "crisis de los refugiados" - también como tópico generalizado - es problemático.
"Es realmente una ‘crisis de conflicto '", dice la hermana Loughry, que ha trabajado para el JRS desde 1987". Los refugiados no son la crisis. Es el bombardeo, la tortura, la destrucción. Eso es lo que ha alimentado principalmente este movimiento sin precedentes de personas".

Como inapropiados son, según la Hermana Loughry y otros expertos en cuestiones humanitarias del Boston College, los discursos creados a través de los medios de comunicación, en la arena política o por la opinión pública. Por toda Europa y Estados Unidos, la compasión y la empatía por la situación de los refugiados concurre con la desconfianza, la animadversión y el miedo, provocados por percepciones erróneas y malentendidos, según los docentes, que señalan que hay crisis similares que están teniendo lugar en otras partes del mundo. A pesar de que la atención tiende a centrarse en los aspectos más inmediatos y sensacionalistas de la situación de los refugiados, los expertos humanitarios están buscando respuestas para los efectos a largo plazo del desplazamiento, como la vivienda, la educación y el empleo.

Hay muchos aspectos relevantes de esta historia que no se aprecian en su totalidad. Por ejemplo, que cerca de la mitad de la población de Siria está desplazada - no solo los aproximadamente 4.1 millones de personas que han huido del país, sino los 7,6 millones que todavía están en el interior. 
"Mientras tanto, los afganos y los eritreos también forman parte del éxodo a Europa. Miles y miles de iraquíes son desplazados - en Irak o en otras partes de Oriente Medio - y poblaciones de Sudán del Sur se están desplazando hacia Uganda y otros lugares para escapar del conflicto con Sudán. Hay al menos 60 millones de personas desplazadas en todo el mundo: ¿qué les depara el futuro?” 

"Las personas refugiadas tienen derecho a la protección y al asilo; no es ‘algo bueno’ que alguien decide darles", dice el P. Hollenbach, director del Centro para los Derechos Humanos y la Justicia Internacional (CHRIJ) del Boston College. "Esto está codificado por un tratado internacional que ha estado en vigor durante más de 60 años, que EE.UU. suscribió y que está obligado a respetar".

Boston, 20 de octubre de 2015
Abstracto del Boston College Chronicle Octubre 2015






Acogida de Emigrantes en Cadiz

 Damos gracias a Dios por las numerosas congregaciones religiosas y organizaciones religiosas en todo el mundo que brindan apoyo a los migra...