Escrito por Jonathan Andrews
Traducido del Ingles.
A veces se dice que Oriente Medio está siendo despojado de los cristianos. En contra de esto, los líderes de la Iglesia en todo el Medio Oriente piden a los cristianos que permanezcan en su país, o, donde el conflicto lo hace imposible, entonces que al menos permanezcan en la región.
La
emigración de cristianos de Medio Oriente es parte de un tema
complejo y diverso. Lo que afecta a una comunidad los afecta a todos.
La migración no es unidireccional: algunos se trasladan a Medio
Oriente, principalmente como trabajadores migrantes. Otras que
abandonan el Medio Oriente lo hacen por períodos cortos, por ejemplo
como estudiantes. Hay dos motivaciones más para la migración, son
el desplazamiento forzado debido a conflictos y motivaciones
religiosas como la peregrinación, los llamamientos misioneros y la
huida de la intensa persecución. Este último es especialmente un
problema para los conversos de origen musulmán.
Los que
trabajan en apoyo de los cristianos que sufren por su fe, les
alientan a tomar decisiones con suficiente información como para
responder a los desafíos que enfrentan. Dicen que la reubicación es
la última opción que se debe considerar, los otros viven una
aceptación silenciosa y una resistencia tranquila. Marcharse es
generalmente la opción más difícil y tiene consecuencias a largo
plazo.
Principio
del formulario
Hay que
tener en cuenta una observación de un líder de la iglesia egipcia:
“…la discriminación sistemática causa
más daño a la Iglesia que los ataques violentos ocasionales”.
Todo esto se ve claramente en los trabajadores migrantes, que buscan
trabajo y residencia en el extranjero. Si bien la demografía
religiosa siempre es problemática y muy debatida, la tendencia
general es clara: la proporción de la población reconocida como
cristiana, ha disminuido desde la Segunda Guerra Mundial. En Iraq, el
período de sanciones internacionales de 1991 a 2003 probablemente
tuvo un efecto mayor que el posterior conflicto interno. Para Siria,
la reforma agraria en 1958 y 1970 afectó desproporcionadamente a los
cristianos, lo que provocó que muchos se fueran. La fuga de cerebros
ha afectado a todas las comunidades, con consecuencias a largo plazo
para el liderazgo en los negocios, la educación, los servicios
públicos, la política y las comunidades religiosas.
Dos estudios
independientes sugieren que de aquellos que emigraron a Occidente
para escapar de la intensa persecución, aproximadamente el 90% deja
de practicar su fe cristiana a los cinco o diez años de su llegada.
Hay muchas razones de por qué ocurre esto, en su mayoría
relacionadas con las diferencias culturales entre Occidente y otros
lugares.
Incidentalmente,
se piensa que Irán es una excepción del patrón general. Es más
común que los conversos se vean obligados a irse y se cree que la
tasa de abandono después de llegar a Occidente es menor para los
iraníes.
Líbano es un microcosmos de migración. Acogió a numerosos trabajadores migrantes de dentro y fuera de la región, algunos de los cuales reciben un buen trato, aunque otros no. Por ejemplo, algunas trabajadoras domésticas son tratadas como esclavas modernas, permanentemente confinadas a sus lugares de trabajo. La tasa de suicidios a mediados de 2017 fue de al menos una por semana.
Líbano es un microcosmos de migración. Acogió a numerosos trabajadores migrantes de dentro y fuera de la región, algunos de los cuales reciben un buen trato, aunque otros no. Por ejemplo, algunas trabajadoras domésticas son tratadas como esclavas modernas, permanentemente confinadas a sus lugares de trabajo. La tasa de suicidios a mediados de 2017 fue de al menos una por semana.
Líbano
también impone la dinámica del desplazamiento forzado. La guerra
civil (1975-1991) dejó al país en gran medida segregado en líneas
religiosas. La Iglesia era parte de esta imagen, con algunas áreas
fuertemente cristianas y otras menos, aunque siempre con alguna
presencia de iglesias reconocidas. Romper esta cultura no ha sido
fácil. Una observación de los últimos años ha sido de una
creciente disposición de las iglesias libanesas a comprometerse con
las comunidades no cristianas. En algunos sentidos, la llegada de un
gran número de sirios desde 2011 ha ayudado a ello. La gente de
buena voluntad ha respondido generosamente a quienes llegaban con
necesidades obvias de acogida, refugio. Líbano también alberga
iraquíes desplazados y tiene una comunidad palestina desde hace
años.
Una
cosa está clara: la naturaleza de la Iglesia en Medio Oriente
ciertamente está cambiando. Algunas iglesias antiguas son más
capaces de acoger a miembros de origen musulmán. En algunos lugares,
ahora hay más personas de origen musulmán que de cristianos
tradicionales.
Jonathan Andrews ha estado investigando y escribiendo sobre asuntos de Medio Oriente desde 2003 y es el representante del Reino Unido del Instituto Internacional para la Libertad Religiosa.
Para obtener
más información, lea su libro recién publicado,
“Last Resort – Mig”
By
Jonathan Andrews
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